jueves, 10 de mayo de 2012

1. La Escatología




La escatología, término derivado del griego σχατος, (último), es el conjunto de creencias relativas al fin del mundo. Tema presente en todas las religiones formando un poso de pesimismo donde se mezcla el miedo, la violencia y destrucción.
Está relacionado con la literatura profética y apocalíptica. Escritores apocalípticos como Enoc y su “Libro de los Jubileos”, Baruc “Testamento de los Doce Patriarcas” y Ezra y profetas e iluminados utilizando un lenguaje críptico y lleno de simbología difundieron en el mundo una idea de devastación final en la cual los pecadores encontrarían la pena eterna.
El concepto mesiánico lo incorporo Juan en el “Apocalipsis” de donde arrancan las señales que preceden a la batalla entre Dios y Satán, la apertura del Séptimo Sello que derramara sobre la tierra desgracias y plagas de todo tipo, la fiera que surge del mar que representa al Anticristo, y la que surge de la tierra, la resurrección universal de los muertos, el establecimiento del reino anunciado y el retorno de Dios a la tierra; desde el “Libro de Daniel” encontramos el paradigma de los que será la fantasía central de la doctrina escatológica: El mundo Dominado por un poder maligno con capacidad de destrucción y los sufrimientos de las victimas hasta que suene la hora en la que los siervos de Dios puedan levantarse para destruirlo.
La edad moderna vino precedida de una fuerte dimensión escatológica, la Edad Media, debido a una literatura apocalíptica que junto con la imaginería del arte medieval mantuvo aterrorizada a una población que vio plasmarse todas las profecías en la realidad con catástrofes y calamidades, estos acontecimientos fueron interpretados como castigos infligidos por Dios debidos a los pecados del hombre. El miedo desato una autoconciencia de culpa y un victimismo en la psicología de las masas, algunos eclesiásticos se encargaron  de magnificarla.
Los miedos escatológicos se difundieron por la mentalidad colectiva debido a:
v  El discurso pastoral en los sermones dominicales de los párrocos.
v  Las predicaciones populares, típicas de la contrarreforma católica, que consistían en la visita periódica de cualificados predicadores a las ciudades para realizar una intensa catequización. Se hacía a base de inspirar temor a la población con la idea de un Dios vengativa  justiciero, atemorizando a la población con la condenación para lo cual se acompañaban de penitentes o pecadores confesos que expiaban sus culpa públicamente.
v  El teatro religioso desarrollo enormemente la idea del Anticristo y el Juicio Final.
v  La iconografía clásica, con sus referencias a un universo mágico y aterrador; en las representaciones artísticas en la arquitectura, estatuaria y pinturas aparecen ciertos temas con carácter recurrente, como, la resurrección de los muertos, el retorno de Cristo, la derrota del mal. La religiosidad popular necesitaba estas señales artísticas para entender mejor el discurso punitivo cristiano de modo que en esas representaciones plasmaron multitud de imágenes infernales y grotescas.
v  La imprenta y el grabado jugaron un papel importante hacia estos temas al editarse y reimprimirse en lenguaje vulgar una gran cantidad de libro relacionados con el tema, la misma Biblia traducida al alemán por Lutero tenía representaciones apocalípticas.
Toda esta mentalidad encontró un enorme eco en Europa, su cenit fue Alemania y demás países donde la reforma protestante estuvo presente. En cuanto a la cronología podemos distinguir distintas épocas según los siglos:
v  Finales del siglo XIV principios del XV, vendría explicada por la conjunción de la peste negra, el cisma de la iglesia, la guerra de los cien años y la toma de Bizancio. En esta época Savonarola es el máximo representante de predicador escatológico.
v  Siglo XVI, a parte de los problemas anteriores habría que añadir el mal ejemplo de la iglesia tanto en su cúspide como en sus estratos más bajos, como, son los papas corruptos Inocencio VIII y Alejandro VI o el bajo clero supersticioso, escandaloso y corrupto, ante esto Lutero exigió una reforma en la iglesia. Lutero en su formación teológica incremento las connotaciones escatológicas e incluyo en sus sermones el identificar al papa como el autentico Anticristo; El sucesor de Zwinglio escribió en 1558 “Cien Sermones sobre el Apocalipsis”.
v  En el siglo XVII la cultura barroca alimento esta tendencia a través de los sermonarios, que hacían vividas descripciones del cielo y del infierno; Boneta en 1689 escribió “Gritos del Purgatorio y Remedios para Acallarlos” fue un libro enormemente reeditado y leído en la época. En esta época van apareciendo los primero teóricos que ponen en entredicho algunas afirmaciones escatológicas.
v  En el siglo XVIII hay un notable retroceso de estos temas aunque algunos autores afirman haber encontrado sus huellas en el movimiento jansenista.

1.1                El milenarismo
La doctrina milenarista, está basada en la creencia de un reino intermedio entre la Creación y el Fin del Mundo que se materializaría en la tierra bajo el reinado de Dios durante mil años, periodo en que los hombres disfrutaría de su compañía en un estado de felicidad.
Esta doctrina religiosa proviene de “El Libro de la Revelación” según el cual Cristo vendría de nuevo a la tierra y resucitaría a los mártires cristianos, mil años antes de que se diera la resurrección total de todos los muertos y el Juicio Final, del Apocalipsis y de la literatura profética judía, habiendo surgido como profecía de un reino milenario en el siglo II, de la cultura herética de Montano, sacerdote de la diosa Cibeles convertido al cristianismo.
La idea del advenimiento del Mesías destilaba dosis de optimismo convirtiéndose en una utopía, pero se torno pesimista cuando los hombres de iglesia hicieron excesivo hincapié en las desgracias y catástrofes que precederían el establecimiento de dicho reino.
En términos sociológicos, se ha convertido en un vocablo que designa un tipo particular de movimiento de salvación que querido destruir el mundo conocido por medios violentos y que se ha dado periódicamente en la historia.
En la Edad Media la iglesia cristiana quiso desterrar de las conciencias la doctrina milenarista y lo intentaron Orígenes y San Agustin, pero a pesar de estos intentos se mantuvo muy arraiga en las clases sociales bajas. Según Cohn, en 1981 dijo “Los pobres no crearon su fe milenarista, sino que la recibieron de presuntos profetas y Mesías, muchos de ellos antiguos miembros de la baja clerecía, quienes a su vez, habían tomado sus ideas de las fuentes más cercanas.”
A finales del siglo XV aparecen los primero escritos describiendo los terrores del año mil, dando pie  la reaparición de la literatura apocalíptica que una vez más serán interpretadas en sentido escatológico con la obsesión del anticristo y la aniquilación total.
Además de los precedentes bajomedievales la crisis religiosa pre-luterana y la aparición del protestantismo encontraron un fermento de rebeldía y deseos de cambio que afloro sobre todo en el Sacro Imperio. El milenarismo alemán de principios del XVI organizado por grupos de campesino denominados bundschuh desato un levantamiento general entre 1513 y 1517, pero fue Thomas Müntzer y su Liga de los Elegidos quien provoco la guerra de los campesinos en 1525, como etapa preparatoria para la llegada de Cristo, necesitando el concurso católico y luterano para ser sofocado. Diez años más tarde el movimiento anabaptista intento transformar la ciudad de Münster en la Nueva Jerusalén.
1.2  El Fin del Mundo
El fin de mundo es el tema principal de la escatología, está presente en todas las religiones. El fin del mundo esta descrito en el himno “Dies Irae” que significaba la destrucción colectiva del mundo y la resurrección de los muertos, el retorno de Cristo a la tierra, el destierro del mal y la división de la humanidad entre condenados y salvados.
Un profundo pesimismo sobre el destino de los hombres, presuponía la idea de un Dios justiciero que desplegaría su venganza sobre la humanidad pecadora, esto vendría anunciado por hechos y pruebas terribles que causarían el espanto de la humanidad por medio de catástrofes, epidemias y fenómenos celestes.
1.3               El Juicio Final
El mito o alegoría del juicio final, pudo ser forjado a partir de dos textos:
v  Mateo 25, 31-46: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron;  desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
 Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber?
 ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? 
¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. 
Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'. 
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles,  porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber;  estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.  Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. 
Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'. 
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".”
v  El Apocalipsis de Juan, en el Libro de la Vida y en el Libro de los Siete Sellos describe el juicio de las doce tribus de Israel, simbolizando el juicio universal de toda la humanidad.
La representación del mito se basa en la presencia de Dios y su tribunal en el centro de la escena, impartiendo justicia sobre los hombres, llevando a los salvados a su derecha y a su izquierda a los condenados.
Estas descripciones fueron plasmadas en las artes desde la pintura de Bosch hasta la capilla Sixtina de Miguel Ángel. En la Edad Media el mito de un juicio colectivo fue derivando en una idea más familiar hasta llegar en la edad moderna a un juicio particular. Creencia en la mentalidad del hombre de la edad Moderna que irradiaba un temor comparable al que despertaba el infierno.
Representa un punto fundamental en el cristianismo, tanto a nivel culto como desde el nivel de la religiosidad popular.
1.4              El Anticristo
Esta imagen no procede del Apocalipsis, sino de las Epístolas de Juan y del Libro de Daniel. Al Anticristo se le suponía humano o medio humano, luego se identificaría como el mismo demonio, en esto parece haber una cierta confusión entre los autores.
Según Arrighini en 1988, el Anticristo tenía esta serie de características, personificaba el mal, el poder destructor y subversivo. Se le atribuía una personalidad prodigiosa capaz de realizar los mayores portentos, dotado de una gran elocuencia, un alto poder de seducción y de liderazgo que le convertiría en un agitador de las masas, manipulador de la voluntad humana y un líder capaz de arrastrar a las masas.
Sobre su identidad se dieron varias versiones, algunos pensaban que era un filius diaboli, otros como San Jerónimo o San Cirilo de Alejandría dicen que nacería de gente pobre y esclavizada. San Juan de Damasceno y San Hipólito creían que era fruto de una relación incestuosa y sacrílega, otro opinaban que era hijo de un judío que lo había engendrado en su propia hija, o del resultado de los amores entre una prostituta y el mismo demonio.
Su aparición en la tierra siempre fue motivo de inquietud, en el Concilio de Letrán en 1516 se prohibió hablar más de él. Se desconocía el lugar y momento de su nacimiento aunque se le asociaba con el final de los tiempos. Se mostraría a los hombres realizando prodigios para confundirlos y dominar el mundo más fácilmente.
Hubo cábalas acerca de la fecha de su nacimiento, los astrólogos del siglo XV calcularon el año 1542, Nostradamus en sus famosas obras “Centurias y Presagios” anuncia la existencia de tres anticristos en la historia el ultimo nacido en 1999, en el siglo XVII como resultados de unas cábalas se fijo el año 1666 para su llegada, y en el curso de la revolución francesa; según Centini en 1996, ante la violencia desatada opinaban que el año 1789 era obra del anticristo.
Tras haberse fijado su perfil se identifico con varios personajes:
v  Con los brujos, magos y hechiceros
v  En la versión culta y eclesiástica se le identificó con el enemigo religioso, para Savonarola fue Lutero; Para Lutero y Calvino fueron los Papas de la iglesia
v  En la versión popular se identificaba con el enemigo, de modo que serian, turcos, judíos, gitanos y musulmanes.
1.5               Los Infiernos
Era el reino de Satán donde los condenados sufrían las penalidades eternas. Los confesores de la época reprobaban especialmente tres pecados:
v  Orgullo
v  Codicia
v  Impureza
Pero había una interminable lista que igualmente hacia merecedor de él. En la iconografía aparecía como la réplica de los lugares más desagradables, lúgubres y angustiosos que cabía imaginar. Las imágenes infernales llegan a su culminación en los siglos XV-XVI de la mano de Bosch, Fray Angélico, Van Eyck, Signorelli, Menling o los Bruegel.
Verard tuvo una gran influencia en la mentalidad gracias a su libro “El Arte de Bien Vivir y de Bien Morir” 1492, sus descripciones del infierno sirven para las representaciones pictóricas del mismo. Hace un inventario de los pecados y suplicios, por ejemplo, para los glotones comerían sus propios miembros  y animales inmundos.
El infierno tuvo siempre dos lecturas, una culta y otra popular. Minois distingue tres clases de infiernos:
v  El infierno popular, mezcla de elementos del folklore y del cristianismo, es un infierno caótico caracterizado por la existencia de suplicios.
v  El infierno teológico, construcción racional apoyada por las escrituras y la razón. Admite elementos populares interpretados de manera simbólica.
v  El infierno doctrinal, lugar de sufrimiento eterno, infunde un gran terror, los Místicos como Teresa de Ávila en el “Libro de mi Vida” dejaron abundantes imágenes de supuestas experiencias vividas en los infiernos.
Los líderes protestantes contribuyeron a la consolidación de los infiernos, Lutero y Calvino tenían pánico a lo infernal por lo que utilizaron el miedo de sus feligreses sobre la base del discurso que giraba alrededor de lo demoniaco y la condenación.
¿Dónde se hallaba?
Fue una de las preguntas más formuladas por los hombres de esta época. Hubo un importante debate sobre su localización, algunos teólogos se mostraban reacios a darle una ubicación, la mayoría lo situaba  en las profundidades  de la tierra. Alejo de Venegas en su libro “La Agonía del Transito de la Muerte” de 1537 y Vicente de Paul afirmaban que el infierno está en el centro de la tierra.
Su interiorización individual y colectiva se fue transformando con el tiempo, a comienzo del siglo XVI el infierno pareció desbordarse sobre la tierra según Minois a través de las convulsiones socio religiosas, las frecuentes guerras, los periodos de crisis económicas y demográficas y la creciente angustia personal por la amenaza de la condenación.
Rabelais intento desmitificar el infierno para así mitigar el temor que provocaba. Erasmo fue el que llevo más lejos este intento al afirmar que los tormentos infernales eran alegorías, pero provoco una alarma en la Sorbona y tuvo que rectificar sus planteamientos. Bodino en el “Coloquio de los Secretos Ocultos” parece poner en tela de juicio su existencia.
En el Siglo XVII aparece un nuevo infierno por las reformas protestantes y católica, el orden absolutista del estado se aplica al reino de Satanás. Junto a este infierno intelectual subsiste un infierno popular marcado por el discurso religioso que intenta mantener las creencias intactas.
En el siglo XVIII el infierno culto experimenta un cierto retroceso al lloverle criticas de todas partes por creyentes católicos y protestantes, incluso los ilustrados iniciaron un ataque sistemático contra él desde todas sus filas, se cuestionó la duración de las pena, la idea de que un Dios justo no podía mantener un castigo eternamente y después su existencia misma.

2. Hechicería, magia y artes adivinatorias



v  La magia es una forma de interpretación de la naturaleza pero también un intento de influir en ella; la magia mezcla elementos de la religión, de la ciencia y del imaginario. R. Kieckhefer define la Magia como “un cruce de caminos donde la religión converge con la ciencia”. Para B. Levack las actividades mágicas son todas “aquellas formas en que el ser humano domina o manipula fuerzas misteriosas, sobrenaturales o no.
v  La existencia humana acompañada de la realización de actos mágicos desde toda la historia. El hombre moderno en un clima de confusión ante los acontecimientos que vivía, solo podía aferrarse a Dios por medio de la religión, o imponer su dominio sobre la naturaleza a través de la ciencia y entre medias utilizar esta tercera vía.
v  Hay tres aproximaciones interpretativas: primero asociada al a ciencia por lo que en realidad la magia aparece como un pensamiento pre-científico; en segundo lugar asociada a la religión, interpretación religiosa, de intentar comprender lo inexplicable; y por último y tercer lugar desde un punto de vista sociológico. En este sentido es preciso tener en cuenta varios elementos: la personalidad, las creencias mágicas, los actos o rituales mágicos y la respuesta social ante ella.
La época medieval había conocido un enorme florecimiento de la magia como resultado de la conjunción de diversas tradiciones donde se mezclaban las creencias y experiencias mágicas de la cultura clásica, la tradición de los pueblos germanos, y las nociones que los cristianos medievales habían tomado a los musulmanes y judíos; fue una época dorada aparecieron muchas obras como la del libro de Salomón La clavícula. En el siglo XV aumentó muchísimo el número de procesos por esta razón, debido a varios motivos: 1. La sospecha de que la magia podría resultar diabólica. 2. La amplia adopción del procedimiento inquisitorial por parte de los tribunales seculares y eclesiásticos, sobre todo tras el movimiento de reforma, desde el Concilio de Constanza (1414-18). 3. El uso generalizado de la tortura. 4 El desarrollo del estereotipo de la bruja.
A comienzos de la edad moderna, seguirá siendo objeto de fascinación y de culto, por otro será objeto de persecución. Existían arios tipos de magia: magia natural y la magia demoníaca o magia negra. Había también una magia popular, practicada por amplios grupos sociales que nunca desaparecería completamente, sobre todo en los centros urbanos, donde la magia amatoria era todavía muy demandada.
Los intelectuales del Renacimiento al desarrollar las doctrinas platónicas o neoplatónicas, las herméticas y la cábala aportarán una concepción de la naturaleza teñida de magia. La cultura del Barroco propició un estado de ánimo muy proclive y permeable a la magia. Hasta el siglo XVIII no entraría definitivamente en crisis por el avance del pensamiento racionalista y el desarrollo científico. La magia popular decayó, por la acción combinada de la Reforma, el racionalismo y la revolución científica. Acabó siendo un recurso literario donde frecuentemente se denostaba tanto al mago como a sus experimentos y resultados.
El primer golpe le sobrevino de la iglesia medieval obsesionada por el demonio y después la Reforma de asestó otro ataque, al que se sumó la Contrarreforma. Los protestantes identificaron la magia con la superstición y restos de paganismo. En esa empresa dirigieron fuertes acusaciones al clero católico de prácticas mágicas esperando de Dios una determinada acción; según los protestantes la iglesia católica utilizaba poderes mágicos. Por su parte los católicos respondieron acusando a Lutero de ser obra del demonio. El índice de libros Prohibidos aprobado por Pío IV en 1564 prohibía los referentes a Geomancia, Piromancia, Onomancia y Nigromancia y todos los que trataran de adivinaciones, hechicerías, agüeros, pronósticos y encantamientos, así como los libros de astrología judiciaria, con excepción de los considerados útiles a la Navegación, la Agricultura y la Medicina; 1585 Bula papal “ Caeli et Terrae”.
La condena de la magia por la iglesia tuvo un rápido reflejo en el ordenamiento civil, prohibió legalmente la magia, en la legislación castellana desde 1500 – Capítulos para Corregidores- se encargó a las justicias averiguar, detener y castigar a todos aquellos que se dedican a estas artes.
La hechicería es similar a la magia, ambos requieren un aprendizaje determinado que da su fruto s en los maleficios. El mal de ojo se basaba en la creencia de que el mal podía realizarse a través de la mirada; jesuita Martín del Río en su famoso libro Disquisitionum Magicarum Libri Sex,, lo definía como un poder que deriva de un pacto con el diablo. La adivinación era una forma de hechicería; constituía delito era que se engañaba a los crédulos, aunque eran penas leves. Se Valían de objetos o fenómenos naturales como el vuelo de las aves, las entrañas de los animal, es el movimiento de los astros y planetas y otros fenómenos naturales. La quiromancia es la adivinación por las manos, la cartomancia por los naipes, la oniromancia por los sueños. La hechicería es un fenómeno propio del mundo urbano, mientras que la brujería lo fue del mundo rural. Hay que diferenciar entre magia y brujería, teniendo en cuenta el difícil equilibrio establecido entre las actividades de la maga y la bruja porque a la mínima, la primera podía incurrir en alguna cosa extraña que le hacía descender un escalón fatal para ella.
La nigromancia tiene muchos puntos en común con la brujería ya que los nigromantes adivinan cosas por la acción del diablo. El nigromante fuerza la voluntad del otro, pretende averiguar los secretos del pasado, del presente y del futuro y por eso interroga a los espíritus. Este personaje y sus poderes fueron ridiculizados por Ariosto en su comedia El nigromante.
La astrología natural, la judiciaria, y la alquimia son tres ramas del llamado ocultismo erudito. La alquimia ejerció una enorme fascinación entre los grupos sociales superiores, magia descansaba en principios aristotélicos y desde el Renacimiento se había desarrollado en una dirección sobrenatural.
2.1 Adivinas, hechiceras, magas, curanderas y demás personajes heterodoxos
En la época moderna la tajante afirmación de que solo el conocimiento trasmitido a través de las universidades era válido hizo que muchas gentes que hasta ahora había sido solicitada para ciertas prácticas, quedara desprestigiada. Aun así encontramos médicos o catedráticos que practicaban la magia: Paracelso, Cellini, Bacon. La obra de W. West Simboleography nos proporciona algunas curiosas definiciones de la época.
Los curanderos o sanadores se dedicaban a la curación de enfermedades por una gracia o don especial que poseían, según la acepción popular recogida en las obras clásicas. Sanadores conjugaban tres recursos para ejercer su oficio: la gracia innata, el empleo de ciertos y ritos y palabras, y por último la aplicación de ciertos remedios naturales. Los curanderos juegan con un factor a su favor: la creencia del paciente. Muchos adivinaban los males del paciente sin que éste le dijera nada, utilizando los ojos del enfermo. Partiendo de la idea ampliamente generalizada en la mentalidad popular de que las enfermedades están relacionadas directamente con el mal, el curandero haba de sus sesiones terapéuticas auténticas ceremonias cargada de símbolos y signos mágicos religiosos. En la monarquía española el morisco tenían fama de curanderos. A veces eran llamados santiguadores porque con la sola señal de la cruz pretendían conseguir el efecto deseado.
Conforme avance la misoginia en Europa se irá perfilando un nuevo estereotipo, el mago a lo culto, el nigromante, es un hombre, la hechicera, vieja pobre y fea que provoca maleficios es mujer.
El estereotipo corriente de una hechicera ajustaría al perfil siguiente: no tiene edad ni estado civil conocido, padece una enorme credulidad e ignorancia, en ocasiones sometida a una autoridad masculina si es mujer, tiene curiosidad por las cosas sobrenaturales y misteriosas, con una personalidad compleja, muy charlatana, casi siempre vieja y pobre, resentida, apasionada y muchas veces violenta. Las ensalmadoras cumplían una función muy útil a la sociedad, pero cayó sobre ellas la sospecha de haber causado la muerte de algún vecino por medio de magia. Las comadronas hasta el siglo XVIII fueron encargadas de asistir a las parturientas y también predecirían la acusación de infanticidio.
2.1.1LUGARES Y OBJETOS MÁGICOS
Son espacios sagrados, cruces de caminos, cuevas, cimas montañosas. La religión católica consideraba lugares mágicos todos aquellos donde supuestamente se había parecido la Virgen. En cuanto a los objetos mágicos destacaban sobre todo los amuletos y talismanes Como amuletos solían utilizarse tres clases de objetos: plantas, piedras, y parte del cuerpo de animales. Los talismanes son similares a los amuletos en sus propósitos y modo de empleo pero contiene además ciertas palabras o leyendas. En el mundo católico las reliquias de los santos funcionaban como amuletos de la suerte, siendo muy utilizados por todo el mundo, llegando a originar un enorme tráfico que reporto cuantiosas ganancias a la iglesia.
2.1.2 LAS ACTIVIDADES MÁGICAS
Todas las desgracias de aquella época se entendían a través de los maleficios, hechizo o sortilegios. Con ello se explicaban problemas naturales. El Manual de exorcista  de  lo define como “un acto malvado contra el cuerpo, realizado gracias al poder diablo en un pacto tácito o explicito que la bruja firma con él, al control de la naturaleza y a la ayuda de una persona que desea cumplir sus malos designios.
El acto mágico requiere dos partes el damnun minatum, malum secutum. Para su realización se necesitaba ungüentos, drogas y muñecos de cera. Para que salieran bien había que hacer un ritual determinado en el que se empleaban fórmulas orales de diversos tipos: invocaciones, plegarias, bendiciones, exorcismos. Muchos médicos practicaban hechizos, o al menos, acompañaban su trabajo con ritos de este tipo, basados en la cultura popular. Los remedios de los animales y los hechizos fueron utilizados para curar enfermedades que no se habían manifestado, los amuletos y talismanes estaban pensados con finalidades preventivas.
2.2 La magia amorosa
Más generalizadas, giraba alrededor de las artes amatorias. Levantaban obstáculos para evitar determinadas uniones o sentimiento amorosos como la llamada ligadura.
Caro Baroja cita numerosos ejemplos en zonas de Castilla durante los siglos XVI y XVII, el caso de la hechicera madrileña Antonia Acosta Mexía es casi paradigmático. Fue condenada como hechicera a abjurar de Levi, al destierro de Madrid durante seis años, a una multa de doscientos ducados y a ser expuesta a la vergüenza pública.
2.3 La magia erudita
               La cultura cortesana siempre se sintió atraída y fascinada por la magia; era corriente en los palacios de los monarcas. Estas personas, entre la que se encontraban intelectuales se dedicaron a practicar conjuntos, elaborar horóscopos, buscar la piedra filosofal y ocasionalmente fabricar pócimas de amor. Según algunos autores, realizaban una amplia y lucrativa práctica de consultas que amenazaba la influencia del clero sobre las gentes.
En la Italia renacentista la astrología hizo verdadero furor, el propio Guicicardini constata la popularidad y crédito de los astrólogos en la Italia de su tiempo. Todos los hijos de las familias distinguidas tenían su horóscopo desde el nacimiento. La reina Cristina de Suecia durante su estancia en Roma fundó la academia Areadia para discutir de astrología y alquimia.
En la monarquía española también hubo muchos astrólogos, la mayor parte precedente se la Corona de Aragón aunque también asociados a las minorías étnicas moriscas y gitana. Durante el reinado de Felipe III continuaron las publicaciones dedicadas a la astrología, solicitaba los servicios de algún astrologo reputado par a sus horóscopos.
Cuando Don Carlos, el hijo y heredero del monarca padeció una enfermedad tas una caída en 1562 que le produjo altísimas fiebres que nadie conseguía bajar, se llamó a un cirujano morisco llamado Pinderete que vivía en Valencia donde había hecho famoso por sus curaciones. Cuando nació Felipe IV, en su reinado se acusaría al Conde Duque de Olivares de haber hechizado al rey. La esterilidad de Carlos II dio pábulo a miles de comentarios que terminaron en el convencimiento de que había sido hechizado. Es un caso típico de utilización política de la ignorancia ya que este argumento fue esgrimido por las diferentes facciones cortesanas que terminaron acusando a su madre Doña Mariana de Austria y a su hombre de confianza, Valenzuela, de todas las desgracias reales.
También en Francia la Corte e los Valois aceptó gustosa la astrología y esta moda de mantendría después con los Borbones. En tiempos de Luis _XIII fue muy solicitado el médico y profesor de matemáticas Jean b. Morin, y en el entorno del rey sol todavía siguieron disfrutando de un gran prestigio.
2.4 Los sueños y la literatura profética
La oniromancia es el arte de la adivinación a través de los sueños, además de los sueños verdaderos, hubo una gran profusión de sueños fingidos, es decir, sueños inventados durante la vigilia pero que se presentaban ante lo demás como producto onírico, como si se tratara de un verdadero sueño. El segundo tipo de sueños aparece como un instrumento adecuado para ejercer la crítica social, puesto que el contenido de su sueño no había sido consciente. En este sentido, habría que distinguir entre los visionarios, pero que les resulta útil para ganar credibilidad en su entorno a base de explicar sus visiones sobrenaturales, y los autores de los sueños fingidos que recurren a este estilo literario para poder ofrecer alternativas desde una posición distanciada del objeto de su sueño.
En la monarquía española la crítica política adopto muchas veces esta modalidad discursiva y así encontramos el Somnium de Juan Maldonado. También fueron muy famosos en el reinado de Felipe II los sueños que tuvo la joven madrileña Lucrecia de León.

3. La brujería y su persecución




3.1. El impacto de la brujería en la Europa Moderna
             La caza de brujas tuvo su mayor expresión en los medios anglosajones. El autor Trevor Roper sostiene que la caza de brujas de los siglos XVI-XVII deber ser considerada en su contexto social e intelectual para entender su fuerza y duración, por eso hace especial hincapié en la mentalidad de las elites sociales. Autores franceses dicen que la caza de brujas en Europa habría que entenderla desde la aculturación de las poblaciones rurales realizada por la elite religiosa, jurídica e intelectual. En Inglaterra, la idea de la brujería nació de un producto de las tensiones internas de las comunidades rurales.
Para acercarnos al fenómeno de la brujería, tenemos que entender el problema, ya que fue un hecho generalizado en todas las naciones europeas. Estas sociedades creyeron en la existencia de estas personas con poderes sobrenaturales, aliadas del diablo. Había una misoginia latente que explotó en ese momento ya que entre el 80-85% de las víctimas fueron mujeres. Había una serie de arquetipos según el género: el cazador de brujas era siempre un hombre y la bruja cazada una mujer. Su mayor número de víctimas las tuvo en el Sacro Imperio Alemán (con unas 50000). La caza de brujas comenzó en el Renacimiento, tuvo su momento álgido con las guerras de religión para empezar a declinar en la segunda mitad del siglo XVII.
La característica de la brujería es el pacto diabólico, una forma de rebeldía ante Dios, que se difunde a través de las universidades por los eclesiásticos. Estallan por las ciudades revueltas y rebeliones que desatan una gran conflictividad social. Cada vez se tenía mas miedo a la demonización de la sociedad, la angustia ante la salvación, la incertidumbre en el más allá,…
3.2. EL mundo de las maléficas
Para definir a la bruja, hay que tener en cuenta dos elementos: uno de carácter empírico, la práctica de la magia negra; y otro de carácter teórico. El pacto diabólico y trato con el demonio. Magia y demonismo eran los requisitos para acusar a alguien de brujería.
Se les acusaba de practicar actividades mágicas como hechizos, sortilegios, conjuros, maleficios o abortos; aunque la mayoría no practicó ninguna de ellas. Los cargos que se le imputaban en los juicios jamás fueron probados.
El estereotipo de la bruja era una mujer fea, vieja, marginada socialmente, con conducta reprobable, desengañada y rencorosa, que lanzaba amenazas y que estaba sola y aislada.
3.3. Buscando brujas desesperadamente
Fue la iglesia medieval con la Inquisición y edictos papales quien alertó a la sociedad sobre la existencia de brujas. Se pedía la colaboración de las autoridades civiles y eclesiásticas. Las autoridades utilizaron la caza de brujas como la válvula de escape de la conflictividad social aunando a la comunidad en la persecución de un enemigo común. Muchos historiadores, por esto, culpan a las elites políticas de haberse servido de la caza para desviar la energía revolucionaria latente.

3.3.1 Acosadores, delatores y cazadores de brujas
Hay que distinguir dos grupos de gente que de manera convencida y voluntaria se presto a colaborar en el acoso a determinadas personas. Pertenecían a todos los grupos sociales: las elites intelectuales aportaron las claves del fenómeno y escribieron manuales para concienciar a la gente y ayudarles a descubrir todo tipo de sospechosos y los miembros del pueblo llano denunciaban a otras personas como medio de desahogar sus odios en forma de venganza privada.
Los clérigos formados en una religiosidad crédula, donde abundaba la superstición y la ignorancia, crearon un ambiente de histeria y fanatismo que fue avivado por juristas del siglo XVI, por luteranos, calvinistas y puritanos de la Reforma y por las nuevas órdenes religiosas de la Contrarreforma.
Los jueces canazalizaron el mensaje demonólogo utilizando el aparato de represión de la justicia en el sentido más riguroso, empleando la tortura en la mayoría de los casos. Estos jueces junto a juristas e inquisidores recorrían las sociedades campesinas y las ciudades buscando brujas, en su búsqueda encizañaban las relaciones de estas comunidades explotando los odios internos, provocando falsas acusaciones.
En el caso de los intelectuales no solo los más tradicionalistas asumieron el discurso demonológico, si no que reputados científicos como R. Boyle, padre de la química moderna, interrogaba a los mineros sobre cómo eran los demonios de interior de las minas o políticos como J. Bodino que manifiesta en una de sus obras creer en brujas y demonios y también en sus maleficios.
También hubo intelectuales como R. Scot que escribió planteando una revisión de la brujería y pidiendo suavidad en el trato hacia los acusados, alegando que eran víctimas de la intolerancia social, en esta misma línea escribieron Mainz Cornelio Loos y Pedro de Valencia entre otros.
Otros, aprovecharon la situación e hicieron de la caza de brujas su oficio; entre ellos hubo algunos famosos que tenían una gran capacidad de convicción sobre las gentes, manipulando el sistema legal para encontrarlas, buscaban marcas del demonio y cuando las encontraban persuadían a los demás para que también lo vieran y si no podían utilizar la tortura con el acusado se las ingeniaban para que de una forma u otra confesase. Entre ellos podemos destacar a M. Hopkins apodado el general busca brujas, que con su ayudante John Stearne aplicaron tortura y perjurio y denunciaron a multitud de brujas lo que en pocos años le proporcionó una gran fortuna.
Los niños fueron utilizados como testigos frecuentemente, se pensaba que serían sinceros y espontáneos a la hora de decir la verdad, pero esto no fue así debido a la crueldad infantil. Un ejemplo de esto es el caso de las brujas de Salem, en el que las acusantes eran niñas de nueve y quince años, años después confesaron que todo había sido un montaje hecho por diversión para evitar el aburrimiento que padecían.
3.3.2 Las perseguidas, denunciadas y cazadas por brujas
Entre un ochenta y un noventa por cien de las personas acusadas de ejercer brujería fueron mujeres. Entre estas mujeres encontramos mendigas, braceras, curanderas, sirvientas, vendedoras de objetos ínfimos, personas marginadas, resentidas, amargadas, pobres, odiadas pro sus vecinos, enfermas, locas, ricas o prostitutas.
3.4  Cronología y geografía de la caza de brujas
Su inicio corresponde a los albores de la modernidad, alcanzando sus mayores cotas durante el Renacimiento y el Barroco, empieza a desaparecer en el siglo de las Luces.
B. Levack propone la siguiente cronología:

  • 1375/1435: aumento de los procesos, pasándose de acusaciones de hechicería a demoníaca; la creencia de las brujas alcanza a los intelectuales, apareciendo gran cantidad de publicaciones sobre demonología y brujería.
  • 1550/1550: se reducen el numero de procesos, se interrumpen las ediciones sobre este tipo de obras gracias a los humanistas, que combatieron la creencia en las brujas, y a la aparición de la Reforma distrajo la atención sobre ellas.
  • 1550/1560/1570: periodo del estallido masivo de la caza, en un ambiente de pánico colectivo provocado por las guerras de religión, agitaciones sociales, sublevaciones políticas… aprobación de leyes sobre brujería en Alemania, Escocia e Inglaterra, reimpresión del Malleus Malleficarum .La Contrarreforma Católica y el calvinismo coinciden con la represión.
  • 1580/1650 periodo de juicios masivos contra las brujas que se traduce en cientos de ejecuciones por todas partes.
1650/1700 remite el fenómeno en todas partes.
Los primeros estudios insistieron en el carácter montañoso de la brujería, Alpes y Pirineos, en el seno de comunidades muy aisladas del exterior, retrasadas y temerosas ante todo lo desconocido. Otros estudios hacen coincidir la persecución con la Europa más densamente poblada, la más dinámica económicamente y la más urbanizada. Realmente la brujería es un fenómeno esencialmente rural y solo de manera tangencial afectó a las comunidades urbanas.
En el Sacro Imperio se registra el mayor número de ejecuciones, se calcula que la mitad de las víctimas acusadas de brujas en Europa eran alemanas, donde los magistrados ejecutaron al cien por cien de las sentenciadas; la persecución fue muy temprana, comenzada a mediados del siglo XV después se agudizó con la implantación de la Reforma y la Contrarreforma. En Lorena también hubo una caza intensa entre 1580 y 1630; en las posesiones de los Austria se dio también un alto porcentaje de cazadas. En Suiza la cantidad de procesos varía de unos cantones a otros. Hungría conoció la caza de brujas, pero de forma moderada. El periodo álgido de las persecuciones fue tardío.
Francia tuvo una intensa caza en la edad media tardía, en el curso de las guerras de religión y durante el siglo XVII tuvo numerosos casos de posesión; la brujería era un fenómeno rural limitado al norte, noreste y sudoeste. La caza de brujas encontró la cooperación del gobierno absolutista y la iglesia contrarreformista. Desde 1600 el parlamento de París con jurisdicción sobre todo el país, frenó los procesos por brujería en contra de los intentos de jueces y cleros locales.
En Inglaterra no hubo demasiadas ejecuciones, la mayor parte se dieron durante el reinado de Isabel I, y durante la primera revolución, cuando el poder central se vino abajo y las tensiones sociales y políticas llegaron a su culminación. Enrique VIII dictaminó que todos los casos de hechicería o brujería fueran juzgados por tribunales comunes o por el Consejo Privado, pero en 1563 la promulgación del Estatuto de Persecución de la Brujería significa el inicio de una altísima represión, en parte también porque las brujas fueron asociadas con los enemigos de la reina, y a ellas se acusaba de todas las conspiraciones, religiosas o políticas; el estado tomo las riendas en el tema y a comienzos del siglo XVII podemos encontrar dos posturas: los grupos populares expresan un tremendo odio contra las brujas mientras la justicia se muestra más cauta y flexible, no dando demasiada credibilidad a los hechos. La llegada de Jacobo Estuardo al trono inglés aceleró el proceso, ya que era un ferviente cazador de brujas, se le responsabiliza de haber introducido las teorías demonológicas que se habían elaborado en el continente en Inglaterra y endureció la legislación. Con Carlos I hay una cierta calma, pero en los años de la revolución y la guerra civil se da de nuevo una feroz caza, a partir de la Revolución Gloriosa podemos decir que se inicia el ocaso de las persecuciones.
En Escocia, Jacobo VI refrendó la caza de brujas y el 80% de las acusadas fueron mujeres pobres y viejas o de mediana edad residentes en zonas rurales.
En Irlanda hubo pocos procesos ya que no se desarrollaron las teorías diabólicas.
En Islandia hubo ciento veinte procesos por brujerías y de ellos únicamente veintidós ejecuciones; lo peculiar es que solo hubo mujeres entre los acusados.
En los países escandinavos el proceso fue más tardío, siendo Dinamarca el país que antes acabó con ella; el estado danés se dotó de un cuerpo legal en 1547 que sólo autorizaba a considerar delaciones de brujería que habían sido realizadas por personas honradas, aunque aceptaba el empleo de tortura, la represión fue instigada por el clero luterano y el 90% de las acusadas fueron mujeres. Noruega solo creía en la hechicería pero la llegada del clero luterano introdujo las ideas sobre el pacto diabólico, dando paso al delito de brujería, el 80% de las acusadas fueron mujeres. Suecia también creyó únicamente en la hechicería hasta la difusión de las teorías demonológicas por el clero luterano, empezando una temprana caza de brujas, para la que se introdujo la tortura en el sistema legal, se dispuso de niños como testigos principales o cazadores de brujas, de manera que aunque hasta 1605 el número de ejecuciones fue pequeño, desde 1660 aumentó muchísimo; las mujeres representa el 90% de las ejecuciones, pero no marginadas o pobres, sino mujeres relevantes en la localidad. En Finlandia se da la particularidad de que el prototipo de brujo era hombre y solo en la segunda mitad del siglo XVII el porcentaje de mujeres se elevo hasta el 65%.
En Polonia no se creyó en el carácter diabólico de las brujas hasta el siglo XVI, fue un fenómeno esencialmente urbano, donde casi todas las acusadas acabaron en la hoguera empleándose masivamente la tortura, hasta tal punto que el propio clero condenaría la ferocidad de las persecuciones.
Rusia no conoció una persecución intensa ya que nunca se aceptaron las teorías demonológicas y siempre fue un delito masculinizado ya que el 70% de las acusaciones recayó sobre hombres.
En España la inquisición consideraba la brujería una forma de superstición y no un trato con el diablo, por lo que se mostro cautelosa en sus sentencias y no tan sangrienta como siempre se ha pensado; el proceso más famoso se dio entre 1609-1614 en el territorio vasco-navarro, los acusados de brujería llegaron a ser 5000, pero muy pocos acabaron en la hoguera.
En Portugal hubo muy pocos casos de brujería, debido al escepticismo de los inquisidores y jueces, y la gran mayoría de los casos fueron tramitados por la autoridad civil.
En Italia solo hubo caza de brujas en las zonas alpinas, subalpinas y en Venecia, así como algunos brotes aislados en Milán y Sicilia. La inquisición romana, muy escéptica, no permitió grandes abusos ni arbitrariedades en este tema.